Descubrir el Cabrales 

Recuerdo que cuando era pequeño una de las comidas que menos soportaba era el queso Cabrales… que a mi padre le encantaba. Cada vez que lo sacaba yo echaba a correr: es un olor demasiado fuerte y me daban arcadas. Con el tiempo, dejé de tenerle manía al Cabrales, pero prefería no tomarlo. Nunca he sido de quesos fuertes. Pero todo esto cambió en un viaje que hice hace poco a Asturias.

Todo el mundo sabe que Asturias es una región en la que la gastronomía tiene un papel fundamental hasta el punto de ser uno de sus principales atractivos turísticos: muchos de los turistas que van a Asturias van a comer… y luego lo demás. Aunque yo ya había estado en Asturias en otras ocasiones en este caso fui de ‘ruta gastronómica’ con unos amigos. Y una de las paradas obligadas de la ruta era el concejo de Cabrales para empezar a descubrir (o redescubrir) los quesos asturias.

Cabrales es un municipio en el oriente de Asturias, una zona preciosa de la región. Por supuesto, el queso es su producto estrella, pero en los restaurantes de Arenas de Cabrales, una de sus principales localidades, puedes comer todos esos platos que han convertido a Asturias en uno de los lugares más venerados por los gastrónomos. Pero nosotros teníamos una visita a una de las queserías de la zona en donde nos iban a explicar todo el proceso de elaboración del queso, además de acudir a una cueva de maduración.

Se trata de una actividad cada vez más habitual. Conscientes del poder de atracción que tiene la gastronomía en muchos turistas se ofertan este tipo de actividades como parte del viaje. Si antes un viaje suponía visitar monumentos, ahora también se incluyen los monumentos gastronómicos, por llamarlo de algún modo.

Por supuesto, nuestra ruta para conocer más de cerca los quesos asturias debía terminar con una cata. Y yo nunca había probado el queso Cabrales… A pesar de que ya había superado mi aversión al olor, tenía dudas sobre lo que iba a sentir cuando lo probase: y lo que sentí fue un placer indescriptible. Ahora me arrepiento de haber echado a mi padre tantas veces de la cocina por comer Cabrales…