La distribucion de mejillon congelado para hosteleria aumenta cada año porque la demanda de este molusco es cada vez mayor. Además de los mejillones tigre tan típicos en nuestros bares, hay decenas de recetas que los tienen como protagonistas y que pueden incorporarlos congelados para que todo el año podamos usarlos para nuestras preparaciones. Y sin renunciar a su sabor y a todas las propiedades que nos ofrecen, ya que se trata de un alimento altamente saludable y una gran fuente de proteínas.
El mejillón congelado es perfecto para, por ejemplo, elaborar deliciosas croquetas. Uno de los platos estrella de cualquier mesón y también de cualquier restaurante que se precie son las croquetas. Y las de mejillón están de moda, como también lo están los mejillones rebozados, que son una presentación muy parecida, pero con la mezcla de mejillón y bechamel dentro de la concha, rebozado con pan rallado para darle ese gusto tan tostadito y especial que gusta a todos y todas.
Estos mejillones también podemos usarlos para hacer salpicón, un plato muy fresco y rico que no solo se come en verano sino que muchas personas lo piden como entrante para sus comidas durante todo el año, ya que es ligero y está muy bueno.
Para empanadas y para salsas, los mejillones congelados sin ideales. Además, de esta manera los encontramos siempre al mismo precio y en tamaño grande, incluso en los meses en los que el mejillón no está en su momento óptimo. Esto facilita mucho la elaboración de cartas y también el mantener los precios en los menús del día, pudiendo aportar toques muy especiales.
Para consumir al vapor, es preferible usar mejillón fresco ya que este tipo de cocción hace que se disfrute al máximo el sabor a mar de este molusco. Por eso, es un plato estrella en verano, cuando el mejillón está en su momento, siendo más carnoso y teniendo el mejor sabor. Al contrario de lo que ocurre con otros mariscos no cultivados.
En el hogar, hace mucho que se conocen las ventajas de los mejillones congelados, ideales para arroces, revueltos y otros platos muy socorridos. Al contrario que las conservas, esta preparación siempre es natural, sin aceites ni añadidos y además podemos coger exactamente la cantidad que queremos, sin tener que consumir en poco tiempo lo que queda en la lata cuando no la utilizamos al completo.