¿Eres de los que creen que hay alimentos que no saben cómo antes? Tal vez no seas un sentimental, sino que tengas bastante razón y es que la forma de fabricar algunos alimentos e incluso las materias primas que se usan no tienen nada que ver con las de antes. Pero esto no sucede en todos los casos, como vamos a ver.

Pongamos el ejemplo del Queso Gouda BIO. Si lo has probado, seguramente te haya sorprendido de forma muy positiva ya que tiene el sabor tradicional de este tipo de quesos. Pero ¿por qué este sí y la competencia no? ¿Dónde están las claves que marcan las diferencias entre unos productos y otros?

En el caso del queso la diferencia fundamental tenemos que buscarla en la leche con la que se fabrica. Cuando hablamos de un producto BIO es porque procede de leche BIO y esta leche se produce de manera totalmente tradicional.

Las vacas, para empezar, comen hierba. Esto que puede parecer una obviedad no siempre es cierto y en muchas granjas las vacas se alimentan exclusivamente o caso exclusivamente con piensos. No hay espacio para que pasten, ni hierba de calidad para que se alimenten. Y, lo que es más importante para ellos, de haberla no se la darían porque la producción no sería la misma.

En una granja de leche BIO los animales pastan, no toman antibióticos a no ser que sea necesario para su salud, no son sobreexplotados y disfrutan de una vida con respeto, por lo que la calidad del producto que ofrecen es mucho mayor.

Ya en la leche se recupera el sabor de toda la vida, el que siempre tuvo la leche y que no debería de haber perdido. Lógicamente, los productos que se elaboren con esta leche también van a conservar ese sabor auténtico si se hacen bien.

Y esta es la segunda de las claves, hacerlo bien. Un queso como el gouda no necesita de mucho tiempo de maduración, en cinco semanas suele estar listo para ser consumido. Pero tienen que elaborarse de una forma tradicional o que no interfiera en el proceso de toda la vida.

Si se hace de esta manera, nos encontramos con un queso Bio un sabor que te llena la boca y que hace volver de manera inmediata a la infancia, la primera vez que se probó esta variedad de queso.