Cuando trabajé en una tienda de electrónica

Todavía no había terminado la carrera pero mis necesidades financieras aumentaban día a día. Fue entonces cuando escuché la temible frase: “búscate un trabajo a tiempo parcial”. A mí nunca me ha gustado mucho trabajar. Es decir, aunque me guste el trabajo que hago, no me gusta ponerme a ello. ¿Cómo se llama esto? ¿Vago, crápula? Bueno… Tal vez tenían razón, había llegado el momento de levantar el país.

Busqué y busqué y no encontré nada. Creo que fui un día a hacer un inventario, una cosa bastante light. Pero no era eso lo que necesitaba. Al final, como sucede mucho en España, conseguí un currito en una tienda de electrónica mediante el amigo del primo de mi tío, o algo así. No sé muy bien qué hacía yo allí porque no tenía mucha idea de electrónica, pero me puse el polo que me dieron tres tallas más grande y a atender a la gente.

El primer día fue el horror. Alguien me vino preguntando por pequeños electrodomesticos baratos porque había alquilado una casa y era minúscula. Mientras me contaba su vida yo hacía esfuerzos por intentar localizar productos que se adaptaran a sus circunstancias, pero sin mucho éxito. Se fue farfullando algo por mi falta de profesionalidad.

Tras ese primer día, cambié la perspectiva: debía intentar hacerlo mejor, aunque no fuera el trabajo de mi vida. Hablé con el jefe para que me asesorara y me puse a “estudiar” en casa unos cuantos días. Como era verano, el jefe no parecía estar en plan muy exigente porque era “temporada baja”. Pero yo no quería volver a hacer el ridículo.

Cuando conseguí mi primera venta, sentí una especie de euforia. Fue algo indescriptible. Le vendí una radio a una viejecita muy amable. Intenté que la radio fuera la mejor para lo que ella buscaba, sin modernidades que no iba a poder utilizar. Cuando me la encontré semanas más tarde por la calle (es un ciudad pequeña) y me dijo que la radio iba a las mil maravillas sentí una gran satisfacción.

Y cuando me volvieron a preguntar por pequeños electrodomesticos baratos ya supe aconsejar de forma efectiva. No volví a trabajar en una tienda, eso sí, pero la experiencia me sirvió a nivel personal.