La decoración de ventanas es un pequeño ‘arte’ que no todos consiguen dominar. Este elemento constructivo cumple una triple función: permitir la iluminación natural, mejorar la circulación del aire y elevar el valor estético de la vivienda. Para lograr este cometido, son necesarias distintas ideas, buenas prácticas y accesorios.

 

Comprar estores, por ejemplo, es una decisión acertada no sólo para incrementar los niveles de luz y aireación del inmueble, sino también para potenciar su decoración. Y es que este tipo de cortina puede adquirirse en múltiples diseños, tejidos y texturas que convertirán una ventana anodina en el centro de todas las miradas.

 

Los cristales son una parte esencial de cualquier ventana, y con frecuencia se subestiman sus cualidades estéticas. La pintura para cristales y vidrios es un recurso excelente para darles un toque creativo, sobre todo en dormitorios infantiles, salones de juego, etcétera. Igualmente, puede ser una gran idea colorear los marcos de las ventanas, en busca de contrastes y mezclas de tonos fuera de lo común.

 

Para los más pequeños de la casa, el uso de móviles colgantes a modo de cortinas resulta especialmente favorecedor, pues agrega un punto lúdico a la decoración de interiores. En lugar de adquirir móviles prediseñados, los padres más voluntariosos disfrutarán desarrollando sus propias creaciones do it yourself en compañía de sus hijos, convirtiendo así una actividad pesada en una oportunidad para pasar más tiempo en familia.

 

Más juego darán los vinilos adhesivos para cristales, una solución perfecta para dormitorios de niños y adolescentes. Estos productos se comercializan con múltiples diseños —motivos florales, paisajísticos, de animales, de personajes populares, etcétera—, por lo que no será difícil encontrar el más apropiado.

 

En definitiva, el embellecimiento de ventanas puede ser una tarea exigente en cuanto a creatividad, dedicación y esmero. Pero el esfuerzo bien merece la pena.