El otro día cuando fui al supermercado se me olvidó comprar la mantequilla asturiana, pero no me di cuenta de ello hasta que quise comerme unas galletas con mantequilla que es un desayuno que me tomaba con mis hermanos cuando éramos niños y que aún sigo comiendo hoy en día aunque ya no para desayunar. Y esa no es la única mezcla que he visto hacer con galletas, el primo de uno de mis amigos del colegio mezclaba las galletas con el yogur. Cuando se lo vi hacer por primera vez me quedé alucinado pero a él parecía que le gustaba porque se lo tomaba todos los días después del bocadillo de la merienda.
Supongo que en el resto de las familias también tienen algunas comidas que son mezclas de cosas extrañas, estilo chorizo con chocolate o algo así. Aún así hay que decir que el chorizo con chocolate está bastante bueno pues ya lo he probado con anterioridad y doy fe de que no soy el único que piensa lo mismo.
Otra mezcla que me gusta bastante es el chocolate con los quesitos, pero no los tomo mezclados, los tomo intercalados para que el salado de los quesitos contraste con el dulce del chocolate. Estoy seguro de que los que fabricaron los quesitos por primera vez no pensaban en que la gente se tomaría los quesitos con chocolate. Mucha gente podrá pensar que mezclar estos productos es un poco asquerosidad pero no tiene porqué ya que a mi también me lo podría parecer mezclar el queso con el membrillo, porque el membrillo a mi es algo que me horroriza, pero a mucha otra gente el membrillo le encanta casi más que el queso.
Cuando le comento a alguien esta clase de mezclas muchos ponen malas caras pero otra mucha gente lo ve normal porque así es como se hacen las recetas, probar mezclando cosas que de primeras no pensarías en mezclar.