En la búsqueda de un tratamiento acne eficaz, los expertos en dermatología recurren a principios activos tan diversos como el adapaleno, el ácido salicílico, el peróxido de benzoílo o los alfa hidroxiácidos. Pese a sus beneficios para la salud cutánea, estos ingredientes son desconocidos en su mayoría para el público consumidor.
Primeramente, los betahidroxiácidos engloban un nutrido grupo de exfoliantes químicos, a menudo abreviados con las siglas BHA y que popularmente son conocidos como ácido salicílico —si bien este es uno de los varios betahidroxiácidos que existen—. Su función es eliminar la acumulación de sebo y restos orgánicos adheridos al cutis. Por su efectividad, son muchas las cremas, lociones, etcétera, para el cuidado de la piel que incorporan betahidroxiácidos en su fórmula. No obstante, el abuso de estas sustancias puede generar sequedad e hipersensibilidad en el rostro.
Otro de los ingredientes activos más utilizados contra el acné vulgar es el adapaleno. Este retinoide tópico ha demostrado su poder para frenar el desarrollo de granos y espinillas en el cutis. Generalmente, se comercializa en aceites y cremas hidratantes. Por su agresividad, se desaconseja el uso de productos con adapalenos en pieles infantiles o que hayan sufrido cortes, sarpullidos o quemaduras.
Para evitar la obstrucción de poros y su posterior infección, el ácido azelaico es considerado un remedio útil. A diferencia del anterior, puede utilizarse en concentraciones relativamente altas y se comercializa sin necesidad de receta médica. También destaca por sus cualidades antibacterianas y antioxidantes.
Otro ‘enemigo’ declarado de las bacterias responsables del acné es el peróxido de benzoílo, presente en máscaras faciales, cremas hidratantes y otros formatos de fácil aplicación. Por su parte, los alfa hidroxiácidos son compuestos muy utilizados en la industria dermatológica por su capacidad para remover las células muertas y otros residuos en la piel, reduciendo así el riesgo de desarrollar acné.